miércoles, 25 de junio de 2014

ENSAYO: APUNTES PARA UN ESTADO PLURINACIONAL

Ximena Soruco Sologuren, en su libro apuntes para un estado plurinacional, afirma que en la historia de Bolivia, se han dado varios intentos de unir las divisiones que existían dentro del Estado, como los de la nación criolla de 1825, la rebelión de 1899, o los movimientos sociales MNR en 1952, la democracia neoliberal de 1985, la huelga minera de 1979 y los sucesos de la crisis política del 2000, pero sobre todo desde la victoria electoral del MAS el 2005, cuando se señala la existencia de dos Bolivias:

 
·       Una Bolivia indígena, arcaica, subdesarrollada y pobre que se encuentra en el occidente con carencias culturales por la vista a sus orígenes ancestrales.

·        Otra Bolivia moderna, con un mestizaje regional, exportador y próspero, que se encuentra en el oriente, que busca constantemente un modelo capitalista.

Pero es esta Bolivia de occidente la que representa al pueblo oprimido y excluido de la política, la que propone un proyecto determinante con un movimiento indígena y popular buscando un horizonte de liberación, de autodeterminación y autogobierno más allá de la institucionalidad colonial o liberal, donde se busque una integración preocupándose por y para todos sin exclusiones.

Este proyecto nace cuando se toma conciencia de la opresión que sufren los sujetos políticos dentro del sistema (interior del sistema político) y la exclusión a la que se los someten (exterior del sistema político). Cuando se consigue tomar conciencia de la posición histórica para avanzar al futuro.

Cuando se ve que la condición a la que fuimos sometidos desde la colonia, que no es natural y menos legítima,  más bien es producto de la voluntad de otros sujetos e instituciones  con fines ajenos a los nuestros, así mismo responde a un sistema político  injusto sin ética que excluye al pueblo, que tiene un condicionamiento histórico y económico.

Según Dussel: “Este es el momento crítico y siempre surge del dolor corporal, del sufrimiento concreto que causa la dominación (hambre, violencia racial y política, muerte), de la pregunta por la causa de este dolor, del reconocimiento de que no es una determinación natural o divina, sino producto de la acción humana, y por tanto, posible de modificarse”[1].

La consideración indica que un sujeto político nunca es “trans-histórico”, dado que siempre está condicionado por un periodo político que crea una situación particular en tiempo y lugar determinados, que busca la incorporación de este sujeto político al sistema político con asociaciones o fuerzas para buscar un fin común.

Además, Ximena Soruco Sologuren identifica unas condiciones de dominación y las contextualiza de la siguiente manera: “El horizonte entonces une la memoria del pasado, actualizada en el presente, y la apertura hacia el futuro, también realizada en el presente, a partir de la búsqueda de la transformación de las condiciones actuales de dominación”[2].

De esta lectura se puede concluir que un horizonte visualizado como meta, no será posible alcanzar si no se tiene una mirada a la historia para entender el pasado y proyectarse al futuro con visión y metas hacia un cambio positivo de integración de Bolivia sin exclusiones ni opresiones, que permitan desarrollar un proyecto político, social y económico incluyente, más allá del nacionalismo etnocéntrico que el horizonte contiene, para la creación de un Estado que avance al futuro con integración nacional, aprendiendo del pasado sin resentimientos que causen división y discriminación.



[1] Enrique Dussel. Ética de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión. Trotta: Madrid, 2006.
[2] Ximena Soruco Sologuren. Apuntes para un Estado Plurinacional: La Paz – Bolivia

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